jueves, 29 de noviembre de 2007

Los hombres de Harrelson en Tenerife.

Esto del Invierno es una putada, a las ocho y media de la tarde ya es noche cerrada, y además desde hace un rato.

Cómo siempre a esta hora bajo a dejar a mi hijo en casa de su madre, es el sino de los separados, desarrollar un complejo yo-yo acompañados de sus hijos. Desciendo por la Bajada de la Cuesta Piedra, zona muy conocida en Tenerife por su cigarritos de la risa entre otras cosas, al final de la calle, que más bien es una rampa de salto de esquí, tipo las que nos hacen sufrir todos los años el día de Año Nuevo, la calle pasa de dos direcciones a sólo subida.

Como iba contando desciendo por la calle por lo que me veo obligado a girar a la derecha en un ángulo de 90º, para volver a girar a la izquierda en otro ángulo de 90º en menos de 10 metros.



No veo un carajo por el edificio de la izquierda y sin terminar de girar me encuentro con un coche parado, “me cago en diez, casi me lo como". Seguro que hay algún capullo en el próximo cruce que no se atreve a salir.

La cola se mueve lentamente y empiezo a ver conos en el suelo y dos, no, tres furgones de la Policía Nacional, van parando a los coches y poniéndolos a la derecha, tú si, tú no, tu quizás. A mi me enfocan a la cara con la linterna, ven a mi mujer, mi hijo de 8 años y mi hija de 4 meses y deciden que no soy peligroso.

Yo como un novelero que soy, no se si estoy en Los Ángeles o en el Bronx, y me empiezo a fijar en un montón de policías con escopetas de cartuchos, pendientes de cualquier movimiento extraño, todos muy tensos, mirando a los pobres chicos que han parado. Creo que uno de ellos se meó por las patas para abajo.

Los hombres de Harrelson están actuando, miro al tejado a ver si esta T.J. pero no lo veo, en la acera de la izquierda con el cañon de la escopeta casi rozando la puerta de mi coche hay un agente que me mira raro y le digo a mi hijo:

- "¿Has visto que escopeta más chula?"

- "¿Para qué es?" - pregunta mi hijo.

- "Para defenderse de la gente mala". Le respondo con una sonrisa, que no puedo reprimir al pensar en el que se ha meado en los pantalones.

Me sorprende tanto la situación que me dan ganas de bajarme del coche y sacarme una foto con todos ellos, pero me lo pienso mejor no vaya a ser que confundan mi actitud con una agresión, y el de la escopeta, que ya me tiene entre ceja y ceja, me haga pupita.

Al final llego a la conclusión de que se había escapado “El Vaquilla” y estaba escondido en Vitabana Y yo sin saberlo.

¿Realmente hemos llegado en nuestras islas al extremo de que un control policial hay que realizarlo con las escopetas cargadas y en mano?,¿ o es que simplemente se sigue el “Manual de controles para Dummies”?. Prefiero pensar que es lo segundo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

La Moderación de Comentarios está Activada.

Por favor NO dejes Spam de tu blog o publicidad de tus productos.

Recuerda no utilizar Mayúsculas e intenta cuidar la ortografía dentro de tus posibilidades